jueves, 11 de junio de 2015

Medios de comunicación en la última dictadura militar

Cuando la fuerza pública en manos del Estado se vuelve contra los ciudadanos se habla de terrorismo de Estado. Eso sucedió en la Argentina entre los años 70 y principio de los 80 (24 de marzo 1976-10 de diciembre 1983).
Miles de personas fueron desaparecidas y asesinadas. 
No se les reconoció el derecho a defenderse en un juicio, se los torturó, se los desapareció y aún hoy se desconoce su paradero. Fueron privados de su identidad, enterrados como N/N en fosas comunes o arrojados al río. 
No se conoce tampoco la cifra total de víctimas del terrorismo de Estado, esta realidad es consecuencia del método utilizado por la represión. 
Los casos denunciados oficialmente son aproximadamente 10.000,  pero como muchas desapariciones y asesinatos no han sido denunciados aún, se calcula que alcanzarían el número de 30.000. La dictadura militar intentó no dejar rastro de lo ocurrido, ocultando la verdad a los familiares de las víctimas y a toda la población. 
Todavía hoy, más de 30 años después, la sociedad reclama conocer la verdad sobre el destino final de los desaparecidos y que la justicia condene a los culpables.
La dictadura tuvo desde el primer momento una estrategia sistemática, respecto a que hacer o que dejar de hacer con los medios de comunicación , que se podía publicar que no, dentro de lo que se podía publicar, como se podía publicar, se prohibieron palabras, excesiva quema de libros, también libros infantiles, por la excesiva imaginación, libros para jóvenes, por finales abiertos que quedaban abiertos a la interpretación de cada uno, temas musicales, etc
La dictadura buscó instalar una única voz, un único relato, una única forma de narrarla, una única forma de interpretarla, el discurso oral y el discurso visual de la dictadura no solo buscó ser descriptivo, busco ser prescriptivo, buscaban prescribir la realidad, les decían como interpretar la realidad, como comportarse ante esa realidad.
Comunicado 19:
Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales.


Medios gráficos
“Clarín” apoyó a la dictadura en todo momento hasta casi el final de la Guerra de Malvinas, cuando por fin se animó a contar aunque sea parte de lo que en realidad estaba pasando como por ejemplo al hablar del exilio. Hasta que el gobierno militar no concluyó, no se pudo leer en ninguna de sus páginas alguna nota sobre los desaparecidos o los muertos, aunque vale aclarar que más de una vez los militares irrumpieron en la imprenta donde se hacía el diario amenazando con el cierre del mismo por algún artículo “incorrecto” haciendo que en el número siguiente del diario se le dedicara un espacio a la explicación del artículo del día anterior diciendo que no era “eso” lo que habían querido decir.
En el caso de “La Razón” apoyó descaradamente al régimen en todos sus aspectos desde el comienzo hasta el final del golpe y justo cuando éste concluyó cambiaron totalmente de opinión y empezaron a decir que los militares mataron, torturaron e hicieron del pueblo lo que quisieron. 
En esos años, “La Nación” era el diario más importante de la Argentina, superando a “Clarín” y a “La Razón”, y fue por esto, quizás, que fue uno de los que menos se animó a decir, obviamente estas fueron amenazadas y no les era permitido hablar de lo que no le correspondía, y por temor ellos no lo hacían. 
La palabra oficial



La palabra oficial era difundida en notas escrita por oficiales retirados, el entonces general Camps (Jefe de Policía e la Provincia de Bs. As.) escribía en “La Prensa”; en solicitudes publicadas por grupos de personas o asociaciones sin personería jurídica, por lo general ligas de moral o de larga tradición como la “Liga de Madres de Familia” o la “Corporación de Abogados Católicos”,  en declaraciones de miembros de la jerarquía de la Iglesia Católica, y en notas editoriales y opiniones de periodistas que actuaron como propagandistas del Gobierno. 
El Campeonato Mundial de Fútbol de 1978 y la Guerra de Malvinas en 1982, fueron utilizados desde los medios de comunicación, para reforzar la campaña de apoyo al Gobierno.


La televisión y la dictadura


Los canales de televisión quedaron a cargo del gobierno, se los estatizaron y se los repartieron, mientras que canal 7 siguió siendo del Estado tenia influencias del Ejercito y luego paso a ser ATC.
La Fuerza Armada Argentina se hizo cargo de canal 13 y de la Secretaria de información Pública, el ejército tuvo bajo su mando a la Secretaria de Prensa y Difusión ,  a la Secretaria de Comunicaciones y al Comando Federal de Radiodifusión (COMFER), junto con canal 9. El importante canal 11 quedó en manos de la Fuerza Aérea Argentina, cuyos noticieros tenían  prohibido transmitir noticias acerca de accidentes aéreos.

Radios
Mientras que las radios estaban mayormente manejadas por el ejército; para que la Armada no tenga tantos medios sobre su poder se puso bajo la orden del ejército la Secretaria de Comunicaciones (SECOM).
Durante esta época se dieron a conocer  “listas” que eran utilizadas por todos los medios de comunicación.
·         Listas libres, de actores que no estaban censurados  y podían trabajar
·         Listas grises, artistas que estaban  censurados por la Armada pero no por el ejército
·         Listas negras, cortaron la posibilidad de trabajo de muchos artistas y los llevaron al exilio.
Del aire se sacaron programas educativos y publicidades que no se creían aptas y otros se establecieron como no apto para menores, se censuraban programaciones que a criterio del gobierno tenían contenido NO-MORAL, como por ejemplo lo sexual. De hecho la Secretaria de Información Pública dio a conocer una serie de “recomendaciones”: que los títulos tuvieran significados positivos de acuerdo a lo moral y que eviten los problemas sociales.


La Televisión a color y el mundial 78


La televisión a color llegó a la Argentina dos décadas más tarde que el resto de los países desarrollados.
El Centro de Producción de TV  a colores Argentina 78 TV, era el encargado de las transmisiones a color del campeonato. Gastaron 60 millones de dólares pero los argentinos vieron el mundial en blanco y negro, las transmisiones en color eran solo para el exterior, excepto el partido Argentina-Holanda que si fue transmitido en color para la Argentina.
Los militares buscaban mostrar la fortaleza y el desarrollo del país con esta nueva adquisición, creando una realidad que no era compatible con lo que en verdad estaba pasando en el país, de esta manera la ignorancia en que se vivía facilitaba al régimen el control.

     Guerra de Malvinas


La información durante la guerra de Malvinas no escapó a las condiciones generales de la dictadura. Al estricto control que ya existía desde el golpe de Estado se sumó la censura típica de todo conflicto armado que se intensificó aún más a partir de Marzo de 1982.
 Aún antes de desatarse el conflicto en los medios se publican notas que dejaban entender que la guerra era un horizonte posible para dirimir el conflicto. Estas notas eran funcionales a la dictadura en un doble sentido: instalaban un tema capaz de desviar el foco de atención en torno a la conflictividad interna y pretendían sumar presión a los ingleses, bajo la errónea suposición de que la amenaza de guerra los obligaría a negociar la soberanía de las islas. Aunque funcionales, las notas también daban cuenta de un sector del periodismo que alentaba la opción militar sin medir ninguna de las consecuencias de una decisión de esa índole.
 La conflictividad interna y la cuestión Malvinas, finalmente, estaban tan ligados en esta coyuntura que no sorprende el título de Crónica el martes 30 de marzo, el día de la primera huelga general contra la dictadura: “CGT ratificó el acto; Gobierno lo prohíbe”.
Los medios masivos de comunicación argentinos fueron altamente funcionales a la Junta militar en la creación y formación de un clima triunfalista. Por este motivo, en ningún momento mostraron noticias que reflejaran el carácter adverso de los combates. El caso más claro y renombrado es el caso de la Revista Gente, que con imágenes de la guerra exacerbó el slogan y la publicidad oficial ¡“Argentinos a vencer! Cada uno en lo suyo defendiendo lo nuestro”. En efecto, si la publicidad oficial enviaba ese mensaje impreso sobre un puño cerrado con el pulgar en alto, en medio de un folleto que advertía que ¡Ya estamos ganando!, la revista Gente multiplicaba ese mensaje y lo encuadraba en el campo de batalla con la tapa del 7 de mayo de 1982, donde con letra bien amplia anunciaba: Estamos ganando. Y todavía más, contra toda evidencia, el 29 de mayo retomaba el slogan para titular: Seguimos ganando. Si bien la actitud triunfalista de la revista Gente fue exacerbada, los demás medios no se quedaron atrás y la reprodujeron en escala sólo un poco más moderada.
En los medios gráficos aparece una doble construcción de la imagen de los ingleses. Por un lado, son calificados como “piratas”, asesinos, usurpadores, etc y al mismo momento en que se presentaban así a los ingleses, se subrayaba que el británico era un “imperio en decadencia” y por ende inofensivo, subestimándose incluso su poder de fuego.
Uno de los noticieros televisivos del momento se llamaba “Sesenta Minutos”, y era emitido por ATC y conducido por el periodista José Gómez Fuentes con corresponsales que transmitían desde las Malvinas. Las fuerzas Armadas habían ordenado transmitir los comunicados militares y sólo mensajes e imágenes que “no den pánico, ni atenten contra la unidad nacional”.

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